Cuentos y Anécdotas

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    Recuerdo de Manolo y Gloria, Un amor puro
 

Por Agustín Pérez Rodríguez  

 
Gloria Swanson, aunque no nació en Puerto Rico, su infancia y adolescencia discurrió en este país. Ella estudio y se graduó (1917 aproximadamente) en la vieja Escuela Superior Central que estaba situada en Puerta de Tierra entonces (donde hoy esta ubicada la Casa de España). Su noviecito en esos años era Manolo Martínez, un apuesto adolescente envidiado de todos los compañeros de estudio y codiciado por todas las adolescentes de la referida escuela.

Ella era hija del coronel Swanson y vivía en una de las casas que el Gobierno de Estados Unidos construyó para los oficiales del ejército de esa nación. Dicha casa estaba situada frente al litoral norte de Puerta de Tierra. ¡Uno de los parajes más bellos del mundo! (Hoy existe un parque, cerca del Asilo de Ancianos Desamparados).

Manolo desempeñaba el grato y envidiable oficio de ir a buscarla por la mañana. Regresarla a mediodía para el almuerzo y repetir la misma placentera rutina por la tarde. Ocasionalmente, se le permitía entrar a la casa para ayudarla a preparar las lecciones. Siendo blanco, atlético, alto y bien parecido no le fue difícil vencer los escollos y la vigilancia, que entonces prevalecía respecto de los padres en su afán de proteger a las hijas.

Estados Unidos aún no había entrado en la Primera Guerra Mundial, pero ya estaba haciendo los preparativos para hacerlo. El ejército hubo de reclutarlo. Ella se trasladó a Estados Unidos en unión de sus padres. Su estadía en Puerto Rico le resultaría altamente provechosa. Hablaba el español correctamente. Al iniciar una productiva carrera cinematográfica se fue consagrando como una artista de fama internacional. Protagonizó dos películas basadas en novelas de Blasco Ibañez, que había sido galardonado con el Premio Nobel de Literatura: Mare nostrum y Entre naranjos.

La vida de él, misteriosamente, dio otro giro de 180 grados. Todos los atributos con que Dios le había dotado, y que le abrían puertas dondequiera que él tocaba, de súbito se troncharon al sufrir un accidente en el tren de la ''American Railroad'' mientras la compañía a la cual estaba asignado era transportada hacia uno de los campamentos de entrenamiento.

El accidente ocurrió así: cayó en un descuido en la vía mientras su pie quedo atrapado en el último vagón, el cuerpo quedó suspendido entre la vía y la plataforma y su cabeza recibió de forma intermitente los golpes de los travesaños de la vía al compás y ritmo de un tren en marcha. Su cara quedo totalmente destrozada. Perdió el ojo izquierdo y habría de ser marcado para siempre por una profunda y horrenda depresión en el lado izquierdo del rostro.

A pesar de la distancia ella, Gloria Swanson, seguía escribiéndole. El... acomplejado como estaba nunca contestó sus cartas.

El ajustó su vida a las circunstancias por el sendero solitario. Su mente estaba clara. No se afectó con el accidente. Su sensibilidad permanecía intacta. Su mayor regocijo consistía en relatar a familiares, especialmente sus hermanas, sus días felices de estudiante y como novio adolescente de esa gran estrella del séptimo arte que era la diva de todos los tiempos: Gloria Swanson.

Sus hermanas se miraban y se sonreían con aire de incredulidad. Pensaban que su mente estaba algo desquiciada con motivo del accidente. Esto solía repetirse en todas las ocasiones en que la familia se reunía y o se encontraban sus miembros como suele suceder. Nadie le daba crédito alguno por este relato que él hacia con atisbos de vanagloria. ''Estaba cada día mas loco'', afirmaban con certeza y convicción.

Gloria seguía triunfando y brilló con mayor intensidad en el cine hablado. Tenía una bella voz de soprano. Su tesitura alcanzaba registros que nada tenía que envidiar a las primas donas de esos años. (¡Las grabaciones lo constatan! Tengo algunas).

Su belleza insenescente, su voz maravillosa, su prestigio, la mantenían activa en los centros sociales y cinematográficos del mundo. Por ello se piensa en ella para encarnar el papel protagónico en la película Sunset Boulevard donde habría de triunfar una vez más, como en sus mejores tiempos.

En las postrimerías de su vida... habiendo hecho una recapitulación de ésta, se le ocurrió un día regresar a Puerto Rico... la tierra donde discurrió su primera infancia y su adolescencia... allí donde había aprendido a amar y a hablar el español... Por convocatoria previa un grupo presidido por Carlton Sweegett se reunió en uno de los restaurantes más antiguos de América, La Mallorquina. ¡Estaban todos esperándola! Por fin hizo su entrada... Fue saludando a cada uno por sus nombres... En perfecto español. Entonces dirigió una mirada escrutadora de trescientos sesenta grados. Hizo una pausa... y preguntó con profunda tristeza... ''?Y Manolo Martínez... mi noviecito de infancia... a quien recuerdo con especial cariño. Debe estar muerto... pues de haber estado vivo estaría aquí con todos nosotros disfrutando de estos recuerdos... A él lo recuerdo con especial cariño. ¡Que lástima que no está aquí con nosotros!'' A sus bellos ojos asomaron dos lágrimas que al refractarse en la luz sideral de los recuerdos formaron el arcoiris hermoso de lo imperecedero.

Hasta aquí la narrativa de hechos ciertos y verdaderos de que da cuenta el periódico El Mundo en ocasión de la última visita de Gloria Swanson a Puerto Rico. Los expongo como se relatan y como sucedieron sin que tenga que añadir ni punto ni coma.

Pero... Manolo... si estaba vivo... ¿Por que no asistió? Estaba convencido que el valía mas... mil veces más muerto que vivo.

Tuve el privilegio de estar presente en la reunión que se produjo al convencerse sus hermanas de que no estaba loco a consecuencia del accidente de marras... sino loco de amor... del más puro amor que jamás haya existido. Al hablar sobre Gloria y la publicación de la noticia y específicamente de los hechos arriba expuestos... contestó: ''Si... lo leí'' ...Sus ojos se inundaron de lágrimas... Sonrió, sufrió un infarto cardiaco... y murió convencido de que moría porque no moría.

He aquí la insólita historia del humilde boricua Manolo y de Gloria, la famosa estrella de cine que es la continuación de otros amores de otro puertorriqueño con la más famosa diva operística del siglo pasado y de principios de +este, la renombrada Adelina Patti con José Ríos, hijo de un riquísimo hacendado que la siguió por todo el mundo. Ambos simbolizan amores eternos que nada tienen que envidiar a Romeo y Julieta, Tristán e Isolda, Los Amantes de Teruel, Rodolfo y Mimi de La Boheme, Abelardo y Eloísa. Como en Parsifal de Wagner, Manolo y Gloria han escrito una historia de redención por la renunciación; que aguarda por la inspiración de un buen compositor puertorriqueño; y aquí hay muchos... Andiam in comenzate. (El autor es un abogado octogenario que vive en San Juan)

viernes, 17 de marzo de 1995
El Nuevo Día