Archivo General de Puerto Rico y Biblioteca Nacional de Puerto Rico

Archivo General
Archivo General de Puerto Rico-Biblioteca Nacional.
Ave. Ponce de Le
ó
n # 500

   Galería de fotos   

    Plano 1896   


El Archivo General de Puerto Rico ocupa en la actualidad el edificio anteriormente conocido como Cárcel de Puerta de Tierra. La edificación concebida originalmente como Hospital Civil pasó luego a ser la Cárcel Provincial, después fábrica de cigarros de la Porto Rican-American Tobacco & Co  y más tarde destilería de ron de la Bacardí. Este inmueble, culminado en 1887, fue la última construcción monumental que realizó el gobierno español en América.

El Archivo General de Puerto Rico es la institución que por disposición de la Ley Número 5, (Aprobada 8 diciembre de 1955 y enmendada por las Leyes Núm. 77 de 13 de junio de 1960 y Núm. 63 de 4 de junio de 1979), "Para establecer un Programa de Conservación y Disposición de Documentos Públicos", funge como depositario oficial de todo documento público a él transferido por virtud de la mencionada Ley; y dispuso que éste respondería administrativamente a la Universidad de Puerto Rico y su funcionamiento quedaba sujeto a la supervisión del Rector, quien nombró a la Sra. Georgina Lavandero de Raffucci como la primera Archivera en funciones. En 1956 el gobernador Luis Muñoz Marín promulgó una orden ejecutiva en la que se traspasaba la administración del Archivo al Instituto de Cultura Puertorriqueña. El Reglamento 23, redactado en relación con esta legislación, establece que las agencias del gobierno prepararán listas de disposición de documentos para enviarlas al Archivero General  de manera que los que tengan valor permanente pasen a formar parte de la colección del AGPR.  
La inauguración en 1973 de las facilidades del Archivo General coincidieron con la búsqueda y el acopio de nuevas fuentes para los investigadores históricos. Las diligencias de Arturo Morales Carrión en Washington habían resultado en la devolución a Puerto Rico del Fondo de Gobernadores Españoles de Puerto Rico.

El Archivo ha venido analizando los documentos de numerosas agencias del Gobierno de Puerto Rico a fin de determinar cuáles de los documentos que han perdido utilidad administrativa son de valor informativo o histórico y cuáles pueden destruirse. Ninguna agencia del gobierno puede destruir documentos sin la autorización del archivero general de Puerto Rico. Como resultado de esa labor, realizada en parte con la colaboración del Negociado del Presupuesto, el Archivo ha trasladado a su sede aproximadamente 13,000 pies cúbicos de documentos de valor permanente.

Es en la actualidad el mayor repositorio de documentos históricos en la Isla. Contiene alrededor de 80,000 pies cúbicos de documentos, lo que representa aproximadamente 7.5 millas de documentos, ubicados en depósitos habilitados y climatizados para su conservación que incluyen: texto, gráficas (planos, mapas, dibujos), impresos, (periódicos, revistas), películas y grabaciones en formatos variados. Se custodian, preservan y divulgan las fuentes de información primaria que dan fe del acontecer político, social, económico y cultural del pueblo puertorriqueño desde las postrimerías del siglo XVIII hasta la década de los ochenta del pasado siglo. Los documentos que componen el acervo puertorriqueño provienen de las dependencias de gobierno, corporaciones públicas, municipios y colecciones privadas o particulares.

Entre sus acervos están la Mapoteca, que consta de mapas y planos (siglo XVIII hasta el primer tercio del siglo XX) que proceden de: colecciones privadas, fondos documentales de agencias gubernamentales y de reproducciones de originales de archivos extranjeros; la Hemeroteca, que consta de 800 títulos de periódicos y revistas de finales del siglo XIX y principios del siglo XX procedentes en su gran mayoría de la colección Robert L. Junghanns; el Archivo de Imágenes en Movimiento (AIM), que consta de 4,00 títulos en fílmico y 2,000 videocintas; el Archivo Fotográfico, que consta de 150,000 registros entre fotografías y negativos que documentan eventos de la sociedad, la economía, la cultura y la política puertorriqueña desde el siglo XIX hasta nuestros días y el Archivo de Música y Sonido,  que consta de 12,000 a 15,000 piezas musicales aproximadamente, de más de 700 compositores y 10,000 grabaciones. La colección comprende partituras, manuscritos y grabaciones. Estos documentos datan desde el 1732 y se extienden hasta aproximadamente el 1980.

A través de los años, en el Archivo General se ha ido aumentando el volumen de sus fondos y colecciones documentales. Esto es gracias a que la ley que lo crea establece los criterios y procedimientos para que sistemáticamente las entidades del gobierno o agencias gubernamentales (incluyendo los municipios) dispongan de los documentos generados en su gestión pública. De esta manera el AGPR se convierte en el depositario oficial de todo documento público transferido en virtud de la ley habilitadora. Esta consideración legal no inhibe al Archivo General a evaluar y considerar cualquier colección privada que caiga bajo los criterios de patrimonio histórico documental. Por el contrario, se han recibido colecciones privadas que nutren nuestro acervo entre las que se destacan las de Jesús M. Sanrom, Leopoldo Santiago Lavandero, Gilda Galn, Juano Hernández, etc.

El Archivo General de Puerto Rico, en su organización interna, está configurado de la siguiente manera: Dirección-Administración, Evaluación y Adquisición Documental, Ordenación y Descripción Documental y la Sala de Estudio y Referencia. Cada una de estas unidades se interrelacionan permitiendo que los interesados o investigadores puedan tener acceso a la consulta de los documentos.

El Archivo ofrece servicios de referencia y consulta a estudiantes, agencias de gobierno, municipios, ciudadanos, historiadores y público en general. Provee fotocopias simples y certificadas a los usuarios que consultan los documentos. Certifica documentos para el reclamo de derechos de los ciudadanos. Provee servicios de reproducción del acervo de Imágenes en Movimiento disponible en formato BETA SP y VHS. Atiende consultas de referencia a través del teléfono, fax, correo electrónico, cartas y visitas.

El Archivo cuenta con un taller de restauración y rehabilitación de libros y documentos que realiza labores de neutralización, restauración, limpieza y laminación así como encuadernación de libros y manuscritos. Tiene en servicio una cámara de micropelícula y ha comenzado a adquirir otro equipo fotográfico. Las colecciones documentales se protegen contra agentes físicos y biológicos de destrucción sometiendo todos los documentos que se reciben al proceso de fumigación al vacío antes de trasladarlos al edificio del Archivo y manteniendo un sistema continuo de exterminación de insectos en todas las áreas del edificio. Cuenta además con los necesarios controles de temperatura y humedad a que obliga nuestro clima. El personal del Archivo General se compone de un director, cuatro archiveros, un ayudante de archivero, un restaurador de documentos, un encuadernador y dos empleados de oficina.

Sólo existen las restricciones mínimas posibles a la consulta de algunas colecciones cuando así lo solicita la agencia de origen o si tuvieren carácter controvertible sobre asuntos recientes. La consulta es totalmente gratuita. Únicamente se cobra un derecho al expedirse copia certificada de algún documento.


El Archivo General de Puerto Rico está ubicado en una estructura de la época colonial española que ha servido múltiples funciones a través de los años y ha sido renovada en varias ocasiones, la más reciente etapa de remodelación finalizó en abril de 2006.
 

Hospital Civil

En mayo 6 de 1877, bajo el gobierno de Laureano Sanz, se pone la primera piedra para la construcción de un hospital civil. El diseño estuvo a cargo del Arquitecto Domingo Sermero. Anteriormente el hospital estaba proyectado para ser construido frente a la plazuela del antiguo Convento de Santo Domingo, en San Juan, pero las obras se suspendieron sin saber la razón. Se conjetura que pudo haber sido por la proximidad de su ubicación a las casas cercanas del pequeño barrio de Ballajá, por el temor a que se desatara una epidemia. Por eso el Ayuntamiento busca un mejor lugar y lo encuentra en Puerta de Tierra al sur de la Carretera Central.  El área había comenzado a desarrollarse como un suburbio, como resultado de las personas que salieron de la ciudad amurallada, en busca de un lugar más seguro después del terremoto de 1867.
 

Durante el 1878 el ayuntamiento determinó no dedicar el ala este del edificio a hospital, sino a escuela de artes y oficios, en adición a otra sección destinada a cárcel. Es decir, que, dado el tamaño del edificio y el costo que generaba su mantenimiento, aún continuaba vigente la idea de usarlo para dos propósitos diferentes. En esta ocasión se utilizaría para cárcel y escuela de artes y oficios. Hasta ese momento se habían gastado 169.935 pesos en la obra. Cinco años más tarde estaba la obra prácticamente terminada y lista para iniciar operaciones bajo la administración directa de la Junta Auxiliar de Cárceles de San Juan. Por disposición del gobierno superior, los mismos pueblos del distrito, antes disidentes, tuvieron también la obligación de sufragar los gastos de mantenimiento de la nueva cárcel a partir de I886.

Cárcel Provincial

La cárcel de San Juan, en su nueva ubicación en Puerta de Tierra, se terminó en 1887, bajo alcalde Martínez Monge y entró en funciones el 21 de agosto de 1888 con el traslado a la misma de cuarenta y seis presos "de condena" de la vieja cárcel". Desde su inauguración, todo el edificio fue recinto carcelario. Dos años antes el ayuntamiento había desistido de la idea de alojar en el mismo edificio la escuela de artes y oficios y la cárcel, consciente de que no podría sostener los gastos de ambas instituciones, y obligado por la necesidad de aumentar las facilidades carcelarias.

En su diseño se utilizó una planta en forma de E, siendo el lado más largo su fachada principal y el brazo central más corto que los laterales; con tres naves separadas por amplios patios para mejor ventilación y segregación de los pacientes según su sexo y enfermedad. En la planta principal, el brazo central corresponde a una monumental escalera y a la capilla, ambos de doble altura. Entre los brazos se encontraban patios a los cuales abrían las galerías de los pisos. En la obra se reflejan los modelos europeos para instituciones de tratamiento de enfermos. En el ala central de cada edificio hay una capilla coronada con cúpula. La del Hospital Civil se encuentra detrás de la escalera principal del edificio. Enormes aljibes recogen el agua de lluvia en los patios. Las entradas principales muestran un tratamiento especial, con columnas, frontón neoclásico y sencillo almohadillado. Tres pabellones, uno en el centro y uno a cada extremo, sobresalen del plano de la fachada, definiendo la entrada principal y terminando la fachada. Sencillas pilastras en ambos niveles modulan las fachadas y enmarcan la hilera de ventanas con arcos en ambos niveles. La entrada se enfatiza por un pórtico que sostiene un pedimento. Sus únicos ornamentos son unas secciones de paredes estriadas en el primero piso: la entrada y las esquinas. Este esfuerzo por proveer al edificio de un toque de elegante nobleza prevaleció en el siglo 19 aún en circunstancias de estrechez de presupuesto; de gran solidez, admirablemente proporcionado, y , a pesar de la severidad de sus líneas y de la escasa ornamentación de la fachada, de agradable aspecto.

Reformas estructurales de la cárcel de San Juan en Puerta de Tierra: 1888-1895

Ignoramos la distribución original de los departamentos de la cárcel al momento de establecerse en Puerta de Tierra en 1888. Sólo se conoce la dispuesta en el proyecto del arquitecto Arturo Guerra ideado en 1880 para trasformar el lado oeste del edificio "Hospital Civil" en cárcel. Según este proyecto, las habitaciones de confinados se distribuían de acuerdo a un criterio de seguridad. El segundo piso del edificio alojaría a los presos con condenas más severas, y el primer piso, a los reclusos con penas leves. Se diseñaron reformas estructurales para que la capilla, originalmente concebida como capilla abierta en el ala del edificio, se ubicase en el centro de la cárcel para que fuese accesible a todos los presos desde ambos niveles del edificio. En la planta alta estarían ubicadas la enfermería, las galeras de mujeres no sentenciadas y las que cumplían condena, la galera de hombres y menores cumpliendo condena, los calabozos y la sala para visitas de cárcel del tribunal de la Audiencia. En el primer piso estarían localizadas las habitaciones del alcaide, el sota-alcaide o vice-alcaide, el custodio de las llaves, la galera de los detenidos preventivamente, el departamento de procesados no sentenciados y los cuartos de baño. El presupuesto asignado para estas reformas ascendió a 17,000 pesos. No obstante, en 1886 se decidió que la cárcel ocuparía la totalidad del edificio, lo que alteraba necesariamente la distribución pensada por guerra en 1880.

Durante la década del 1890 la administración de la cárcel de San Juan distribuyó a sus confinados por departamentos utilizando los criterios de separación que mejor podían garantizarle la seguridad en su custodia. Procuró distribuirlos de acuerdo al tipo de reclusión, sexo, edad, y condición preferente de los confinados.

La descripción más temprana que hemos encontrado de la estructura interna de la cárcel data de 1892, y nos sugiere que, durante sus primeros años, se mantuvo la distribución de las galeras en la forma sugerida por el arquitecto Arturo Guerra, sí bien adaptando el plan a la totalidad del edificio. 

Durante el bombardeo a San Juan por la escuadra norteamericana en 1898, estaban presos,  en la sala de preferencia, Antonio Salgado Izquierdo, detenido en Bayamón por la Guardia civil en la noche del 4 de mayo por sospechas de que fuese afecto a los americanos; Rafael Arroyo, Manuel Catalá Dueño y el doctor Juan Rodríguez Spuch, de Yauco, por los mismos motivos; Santiago Iglesias -hoy senador-, por asuntos políticos; Vicente Mascaró, por ataques en la Prensa a Muñoz Rivera, y Freeman Halstead, corresponsal del Herald, a quien se seguía procedimiento militar. Todos dormían en catres de tijera. Poco más de las cinco de la mañana serían cuando sonaron los primeros cañonazos.

La propuesta de abandonar el edificio de Puerta de Tierra y mudar la cárcel en su totalidad a otro más apropiado a sus funciones surgió en las postrimerías de la década, durante el mes de diciembre de 1898.  Se consideró el viejo edificio del Presidio Provincial en el Paseo de la Princesa, cerca del puerto, del cual se rumoraba que habría de trasladarse a la Isla de Culebra. Presentó la propuesta el vocal de la Junta Auxiliar, Emilio Ginorio. Denunciaba éste el hacinamiento de reclusos que, con el correr del tiempo, había ido creándose en el recinto de Puerta de Tierra, debido a que el espacio interior, distribuido en su origen para hospital, no permitía la adecuación de espacios necesaria en la institución penal. Algunas áreas cercadas por paredes resultaban muy pequeñas para acomodar a los reclusos, mientras que en las más amplias se había concentrado un número mayor de los que en realidad cabían. Esas razones y la falta de seguridad que la misma aglomeración de reclusos ocasionaba, llevaron a la Junta a aceptar la propuesta de Ginorio, nombrando una comisión que realizara las gestiones pertinentes. La mudanza, sin embargo, quedó en nada porque dependía fundamentalmente del traslado a Culebra del Presidio Provincial de La Princesa y este no se materializó.

En 1880, el Ayuntamiento de San Juan construyó un edificio de madera de una sola planta con capacidad para seis pacientes detrás de la cárcel de la ciudad, que albergaba personas errantes con lepra. El centro de detención estaba rodeado por un arrabal de pequeñas cabañas de madera. Lo inadecuado del albergue se hizo evidente de inmediato al Gobierno Militar. Sin embargo, antes de que se pudieran adoptar medidas, el huracán San Ciriaco destruyó la instalación en agosto de 1899. Los pacientes fueron trasladados al sótano de la cárcel de la ciudad que sirvió como una estructura temporal hasta que los funcionarios de salud pudieran seleccionar otro sitio. El 17 de octubre de 1900 los pacientes fueron trasladados al leprocomio en Isla de Cabras. 

De reciente construcción, a lo largo de la parte trasera se ha añadido una incongruente estructura de un solo piso que corre paralela a la edificación original, a lo largo de toda su longitud. Sin embargo, esta adición no es visible desde el exterior.
 

 

Fábrica de Cigarros   

 

En 1905, el entonces gobernador Todd vendió el edificio mediante subasta pública a la Porto Rican-American Tobacco & Co. convirtiéndola en una fábrica de cigarros. Varios años después, la compañía cerró operaciones y le vendió la propiedad a la destilería Bacardí.



Fábrica de cigarros, departamento de despalillado. Puerto Rico ilustrado, 1912

Más tarde, en 1936, José M. "Pepín" Bosch inició negociaciones con el entonces gobernador Luis Muñoz Marín para establecer la Destilería Bacardí en Puerto Rico (Bacardi Corporation of America). En mayo de 1936, un equipo de los destiladores y los mezcladores llegó a Puerto Rico e incluido José Schueg, Guillermo Rodríguez Bacardí y Pedro Lay Bacardí, que se quedaron en la isla. El primer lote de Ron Bacardí se produjo en Puerto Rico en enero de 1937.  En 1939, Bacardí trasladó sus operaciones a la localidad ocupada anteriormente por la compañía tabacalera. En 1958, debido a su crecimiento en el mercado de EE.UU., Bacardí y Compañía mudaron sus instalaciones a Cataño.

En la década de los años cincuenta, la estructura iba a ser demolida. El doctor Ricardo Alegría decidió rescatar el edificio con el fin de ubicar los documentos históricos de Puerto Rico que permanecían dispersos en distintas instituciones nacionales y en Estados Unidos. En 1959, el Instituto de Cultura Puertorriqueña lo compró a un costo de medio millón de dólares. Tras un lento proceso de restauración, en 1973, el AGPR y la Biblioteca Nacional fueron trasladados al edificio. El histórico edificio sirvió además de creación y almacén de escenografías de los Festivales de Teatro Puertorriqueño e Internacional del ICP; y constituyó territorio fundacional de la primera Escuela de Artes Plásticas que dirigiera Miguel Pou y luego pasara a manos de Lorenzo Homar. El único cambio a la estructura ha sido la adición de un edificio en la parte posterior, que ha cerrado totalmente los patios.

 

La Biblioteca Nacional de Puerto Rico


La Biblioteca Nacional es un centro de investigación y consultas referente a todas las áreas del conocimiento humano, dándole énfasis a la colección puertorriqueña y del Caribe. La Biblioteca General fue habilitada en virtud de la Ley Núm. 44 del 6 de junio de 1967. Esta ley fue impulsada por Ricardo Alegría, creador, fundador y primer director ejecutivo del Instituto de Cultura Puertorriqueña. La ley permitió la habilitación de la Biblioteca en el Viejo San Juan, con un presupuesto de doscientos mil dólares para la adquisición de libros y gastos operativos. La colección bibliográfica del Instituto, ubicada hasta entonces en el número 305 de la calle San Francisco, fue trasladada en 1967 al Convento de los Dominicos, en la calle Norzagaray, donde permaneció hasta 1973.

La biblioteca se inauguró oficialmente el 11 de abril de 1973. Ese año la Biblioteca fue reubicada en su actual sede en la avenida Ponce de León 500, en Puerta de Tierra, en el edificio conocido como el Archivo General y la Biblioteca General de Puerto Rico. A partir del 2003, la Legislatura de Puerto Rico mediante la Ley Núm. 188 de 17 de agosto de 2003  designó a la dependencia como Biblioteca Nacional de Puerto Rico, ya que en su misión está adquirir, preservar y difundir la bibliografía puertorriqueña escrita y publicada en el País o en el extranjero, por autores puertorriqueños o foráneos sobre temas puertorriqueños.

Entre las colecciones que alberga, se encuentran: Libros Raros de Puerto Rico y General, The Van Deussen Library of Puerto Rico, Children’s Foundation, Colección Puertorriqueña, Eugenio María de Hostos, José S. Alegría, Juan Martínez Capó.

La Biblioteca General cuenta con una Sala de Referencia, Sección de Periódicos y Revistas, Programa de Canje, Casa Biblioteca Concha Meléndez y Sección de Catalogación. La Biblioteca General ofrece charlas, presentaciones de libros, exposiciones, talleres, bibliografías, consulta, referencia sobre las colecciones y participación en ferias internacionales de libros.  Además, brinda información y orientación detallada por teléfono, correo postal o fax a grupos o individuos sobre los recursos de la colección. ofrece préstamo de libros, y da acceso a revistas y periódicos nacionales e internacionales.

Fuentes:
-
Adolfo de Hostos, Historia de San Juan, ciudad murada 1521-1898, Instituto de Cultura Puertorriqueña, 1966.
-
Adolfo de Hostos, Diccionario histórico bibliográfico comentado de Puerto Rico, Academia Puertorriqueña de la Historia, San
  Juan, 1976.
 
-Cardona Karin O. , Diálogo Febrero-Marzo 2009.

-Ángel Rivero, Crónica de la Guerra Hispanoamericana en Puerto Rico, 1922.
- Flores Rivera José A. , Supervisor de archiveros/Los documentos en el Archivo General de Puerto Rico: Apuntes para el conocimiento de
  las fuentes documentales, ICPR.
- Picó Fernando, La Nueva historia y el Archivo General, El Nuevo Día, 19 de marzo de 2006.
 -Ribes Tovar Federico, Historia Cronol[ogica de Puerto Rico, Plus Ultra Educational Publishers Inc., 1973.
- Zenón, P.M. - Historia de la Capital de Puerto Rico San Juan, Departamento de Hacienda,1959.
-
Catálogo de Propiedades, Registro Nacional de Lugares Históricos, Oficina Estatal de Conservación Histórica, Oficina del Gobernador.
- Archivo General de Puerto Rico, Revista del Instituto de Cultura Puertorriqueña , Segunda serie, año 3, núm. 6; 2002

- Revista
Puerto Rico Ilustrado, 3 de abril de 1910.
- Una invitación para visitar la Biblioteca General de Puerto Rico, Instituto de Cultura Puertorriqueña.