Centro de Recepciones Oficiales del Gobierno
(Antiguo Casino de Puerto Rico)


El Casino de Puerto Rico es la obra que mejor demuestra el conocimiento arquitectónico y la habilidad para el manejo del vocabulario afrancesado. Con esta obra, la firma Del Valle Zeno Hermanos se consagra e, irónicamente, se disuelve, en 1913.

En 1910, un grupo de la alta sociedad puertorriqueña se había reunido en las oficinas del alcalde de San Juan, Francisco del Valle Atiles, con la intención de fundar un centro social puertorriqueño "en armonía con la importancia y el progreso general de esa ciudad". La asociación que se constituía se aseguró de que la legislatura le concediera un solar privilegiado frente a la Plaza de Colón. La estructura está ubicada exactamente en el lugar que ocupó la Puerta de Santiago. Esta puerta se conoció también como Puerta de Tierra debido a que era el único acceso a San Juan a través de tierra firme.

La ubicación del solar en la Avenida Ponce de León fue instrumental en establecer la legitimidad del grupo social. Aquí se desarrollaría un nuevo centro de la ciudad. Desde los primeros años del siglo, las sucesivas administraciones norteamericanas habían visualizado la entrada de San Juan por la antigua Puerta de Santiago - conocida también como la Puerta de Tierra - como el lugar para demostrar la idea del civismo y su paradigma de democracia y libertad. Algunos comentaristas llamaron a esta avenida la "Broadway de Puerto Rico", no solamente por su anchura, ya que la Carretera Central se había realineado en 1908, si no también por el número de edificaciones culturales e institucionales. Los solares que resultaron de la demolición de las murallas eran los mas apreciados. En 1907, Luis Muñoz Rivera sugirió que el Capitolio se construyera en el solar contiguo al Teatro Municipal -hoy Teatro Tapia -, pero el Comisionado de Instrucción convenció al Consejo Ejecutivo que era mejor construir la escuela número 1, la José Julián Acosta, en ese mismo lugar.

El diseño del Casino resultó ser espectacular. Una de las primeras ilustraciones del diseño apareció en el Puerto Rico Ilustrado de junio de 1911, en un artículo titulado "La arquitectura en Puerto Rico". Este catalogaba como un diseño en el cual 

"... están confundidos en graciosa armonía los mas delicados elementos de arquitectura, para imprimir al conjunto una hermosura sugestiva, ese encanto natural que nos produce la belleza. Dicho más concisamente: al contemplar estos planos se siente en verdad la gratísima impresión del arte".

El proyecto competiría con los otros clubes desarrollados en San Juan, como el Union Club en Miramar, destinado a la comunidad norteamericana. También existían otros country clubs en el Condado y, por supuesto, el Casino Español y la Casa de España, ambos en San Juan.

El Casino contemplaba tener amplio "salón de bailes, una sala teatro, un restaurante, salas de juegos, billares, biblioteca, toilet, etc., todo lo que es indispensable al alto desempeño de una misión distinguida y galante en nuestro mundo social." Su estilo contrario al de los otros edificios propuestos para el área, sería en el más elegante de los estilos franceses: Segundo Imperio. Representaría, de forma contundente, lo culto y moderno de la sociedad puertorriqueña.

El barroco del segundo imperio fue una mampara que pretendía ser eco de la nobleza y refinamiento que se asociaba con todo lo francés, particularmente con su esplendoroso pasado barroco. Un club privado frecuentado por elegantes señores y sus encopetadas esposas, como lo fue el antiguo Casino de Puerto Rico, transmitía un mensaje claro y contundente en torno a la sofisticación y cultura de sus socios. El estilo barroco del segundo imperio sirvió como la fachada física de algunos edificios y también la pretendida por sus usuarios. La decoración barroca siempre ha estado asociada a la idea de lujo y esplendor. Aún para los miles en la isla que desconocían la historia de la arquitectura francesa, la elegante portada y el muy dramático techo del Casino hablaban silenciosa aunque elocuentemente sobre el poder y la riqueza de los que se cobijaban dentro.

En Puerto Rico la utilización del barroco del segundo imperio en la arquitectura doméstica se caracterizó por la inclusión de elementos de extracción clasicista. Esta conjugación de influencias arquitectónicas y estilísticas representó una importante contribución al desarrollo de la filosofía clasicista en la isla. La relación es tan íntima que, en ocasiones, resulta difícil establecer si se trata de un edificio barroco del segundo imperio o uno neoclásico. Dado el caso que los balcones y las galerías tan gustadas por la semántica hacen uso exponencial de columnas y otros elementos clasicistas la colusión entre ambos vocabularios es genuinamente desconcertante. En los interiores, podemos observar el uso de ventanas de cristal emplomadas, escaleras curvas, pisos con complicados diseños en losa nativa y también intrincados mediopuntos, que la época transformó en elemento característico del interior doméstico.
La composición del edificio siguió los principios simétricos utilizados en los diseños previos de Del Valle Zeno Hermanos. Sin embargo, la ornamentación, tanto del exterior como del interior, compuesta por frisos, guirnaldas, cornisas y molduras de escayola, es única en la obra de estos hermanos.

La intención arquitectónica de los autores era muy parecida a la desarrollada en las residencias. Mientras en aquellas el eje procesional culminaba en el comedor, en el Casino se culmina en el Gran Salón, en el segundo piso. La escalera monumental, con su magnífico espejo en el descanso, revela, desde los primeros pasos en la secuencia espacial del Casino, la maravillosa obra en el salón de baile en el segundo piso, incitando a los socios a que asciendan y participen del maravilloso edificio.

La ceremonia de colocación de la primera piedra del Casino de Puerto Rico fue celebrada en 1913. El diseño estuvo a cargo de los hermanos Rafael del Valle Zeno  y Carlos del Valle Zeno,  y sus interiores del artista José Albrizzio. Esto lo define como un hito de importancia arquitectónica e histórica en la entrada de San Juan. El contrato para la construcción del edificio se les había adjudicado también a los diseñadores por la cantidad respetable de aproximadamente $80,000. En octubre de ese mismo año, el Casino tuvo que rescindir el contrato con Del Valle Zeno por falta de los recursos suficientes para la construcción.

A pesar de la difícil situación por la cual atravesaba el país durante los años de la guerra europea, la junta de directores del Casino logró un préstamo adicional de $24,000 para continuar con la obra, en mayo de 1914. Ya Carlos del Valle Zeno había regresado a Cuba y la firma Del Valle Zeno había desaparecido. La junta contrató a la firma de ingenieros Jiménez y Benítez para terminar la obra. Sin embargo, la construcción se detuvo una vez más, en 1915, por falta de dinero.

En medio de una cruenta guerra europea y en vísperas de la intervención estadounidense, fueron las mujeres las que movieron las "fichas" para lograr que su Casino se completara. No obstante la dificultad financiera, durante el proceso de construcción se hicieron cambios en las terminaciones que lo encarecieron. Por ejemplo; los planos originales especificaban que el plafón de la bóveda en el salón de baile fuera de metal estampado; esto se cambió por una obra de yeso sobre un enlatado de hierro " de suerte que pudiera ser bellamente ornamentado..." La asociación tomó prestados otros $50,000 y con este dinero se contrató al escultor José Albrizio para que rediseñara el interior de la cúpula y del gran salón de baile. La obra de Albrizio fue comparada con la de los palacios de la época del Rey Sol, que "recrean los ojos y emocionan al espíritu de tal modo que hay momentos en que uno se siente fatigado ante aquel derroche de arte fino y sutil, inspiración y exquisito gusto." De igual manera, el edificio se clasificó como el "más hermoso de la isla".

La inauguración del Casino de Puerto Rico se pautó para la Fiesta de San Juan, el 24 de junio de 1917. En plena época de guerra, esta inauguración motivó a varios comerciantes a anunciarse en la prensa local acusando recibo de mercancía especialmente traída para este evento. Las tiendas M. Savino y Ike Golsmith anunciaban nuevos surtidos de fracs y smokings para los caballeros, mientras que González Padín anunciaba trajes de baile para señoras, abanicos de plumas, gasas y sedas. San Juan se engalanaba para un gran acontecimiento. Los miembros del Casino eran muchos: 815 en total, 173 eran miembros fundadores.

"Mañana domingo, un centro social puertorriqueño, netamente puertorriqueño, en su constitución, aunque recibiendo en su seno con orgullo todos los elementos sociales que conviven con nosotros, hará ondear la bandera que ya nos cobija a todos por igual, y dirá a la isla entera: Aquí estoy yo, el sueño convertido en realidad, el verbo hecho carne, el espíritu hecho cuerpo. Venid todos a mí, en el recinto de mis salones, vibrará la música de cadenciosa danza criolla, el ritmo "one step" y el vivo pasodoble español, y en mi corazón, que es el noble corazón de la mujer puertorriqueña, los ecos de estas tres músicas que simbolizan los tres pueblos, que en su mayoría costituyen nuestra sociedad, se mezclarán y se confundirán en uno solo".

Con esto, Asenjo iguala los esfuerzos realizados para lograr el Casino de Puerto Rico con la lucha que los puertorriqueños libraban, desde el establecimiento de la Ley Foraker, por su libertad, su igualdad social y su dignidad como pueblo. Con la sustitución de la Ley Foraker por la Ley Jones en marzo de 1917, muchos puertorriqueños vieron que las autoridades coloniales le adjudicaban a Puerto Rico mayor gobierno propio e igualdad bajo la misma ciudadanía que los norteamericanos. Con su ropaje afrancesado, el Casino simbolizó la culminación de décadas de afirmación de lo puertorriqueño. Con él, el estilo afrancesado en la arquitectura encontró su zenit y su despedida.

Información  suministrada por la Sra. Migdalia Pérez Santo; compilada del Libro Ilusión de Francia: Arquitectura y Afrancesamiento en Puerto Rico.


Las más vistosas fiestas de la época se celebraron en el Casino de Puerto Rico desde que éste se inauguró en su sede original al lado de la Plaza de Colón en el Viejo San Juan.  La plaza y sus alrededores se llenaban de aires musicales, que se desbordaba por las terrazas del edificio, brillantez y colorido cuando se daban aquellos esplendorosos bailes. La gente lucía sus más elegantes atuendos para la ocasión. Las mujeres vestían traje largo, guantes, elaborados peinados y joyas a granel. Los hombres, claro está, vestían de "smoking". Entre las fiestas más populares allí celebradas estaba el "White Christmas", la Despedida de Año, el Baile de Debutantes , el Baile de Sábado de Gloria y los bailes de Carnaval. Estos eran a todo dar con lo mejor de las orquestas e intérpretes de la música popular del país.  El Casino sí llegó a tener un casino de juego clandestino en su parte baja que da a la Plaza Colón, pero no fue por mucho tiempo. En los años 20, también tuvo un golf de miniatura que tuvo gran acogida del público. 

Actualmente el Casino de Puerto Rico se conserva conforme a los planos originales. El edificio es un volumen rectangular con tres balcones-entradas. La fachada principal mira a la Avenida Ponce de León e integra una entrada para coches. La estructura de dos niveles es de carácter afrancesado y consiste de frisos, cornisas, molduras, pilastras, capiteles jónicos y guirnaldas florales y frutales. Una escalera central da acceso a una variedad de salones decorados con espejos, relieves y paredes pintadas para imitar mármol (trompe l´oeil). Las fachadas están divididas en dos niveles: un primer nivel sobrio, con estriado en las paredes, pequeñas ventanas y un segundo nivel adornado y lujoso con una composición de columnas corintias, ojos de buey, guirnaldas, consolas, puertas francesas y el uso de un "cartouche" sobre cada puerta. La cúpula de la estructura es de madera forrada con cobre y le bordean cinco balcones, tres de éstos son pórticos. Además, la plaza y los jardines son de estilo españolizante combinando elementos simétricos que duplican las columnas del ala oriental del edificio. Su salón de baile de mármol blanco, con un impresionante candelabro de doce por nueve pies, crea un ambiente elegante. Este espléndido edificio tiene cabida para 400 personas. Debido a la diferencia en tiempo entre los primeros ejercicios del barroco del segundo imperio en la isla y los que caracterizaron los primeras tres décadas del siglo XX, es tentador pensar que esta fase del estilo tiene elementos comunes con el estilo madrileño de la Belle Epoque.


En 1941, la Asociación traspasa el edificio a las Fuerzas Armadas de Estados Unidos para que sirva como centro social del United Services Organization (USO). Luego se transfirieron las facilidades al gobierno de Puerto Rico convirtiéndose en la Escuela Libre de Música del Departamento de Educación. En 1955, el edificio albergó la primera sede del Instituto de Cultura Puertorriqueña y un centro cultural donde se hacía teatro y se montaban exposiciones de arte hasta el 1970. 

En 1982, se comenzó la restauración del Casino y fue cedido al Departamento de Estado. El Centro de Recepciones lleva el nombre del último presidente de la Asociación del Casino de Puerto Rico, Dr. Manuel Pavía y se utiliza para agasajar a distinguidos visitantes. 
Además, es utilizado por diversos grupos cívico-culturales y entidades gubernamentales que solicitan las facilidades para celebrar actividades que redundan en el mejoramiento de la calidad de vida y contribuyen al quehacer cultural y social de nuestro pueblo. 

Allá por la década de los noventa del pasado siglo, el edificio (hoy Centro de Recepciones del Departamento de Estado de Puerto Rico) sufrió una muy desgraciada intervención. Durante las obras, se perpetuó el robo de la cubierta de plomo de la mansarda. La misma estaba formada por tejas de este material que ofrecían un alto grado de plasticidad a la gran techumbre curva que parecía flotar sobre la zona histórica de San Juan. Esta espectacular cubierta fue sustituida por las planchas de cobre que actualmente cubren la gran mansarda. En el interior, la terminación de las paredes en faux mármol fue sustituida por mármol de cuestionable color y calidad. De esta manera se perdió para siempre una muestra de arquitectura artesanal puertorriqueña de incalculable valor y belleza.

El 31 de marzo de 2010, mediante orden ejecutiva, el Gobernador Interino Kenneth McClintock, transfirió del Departamento de Estado a la Autoridad del Distrito de Convenciones, la custodia y administración del Centro de Recepciones Oficiales del Gobierno de Puerto Rico, Manuel Pavía Fernández. "Será responsabilidad de la Autoridad toda gestión u obra conducente a la custodia y administración del Centro, con el fin de asegurar su conservación para el goce, disfrute y aprovechamiento de nuestros ciudadanos. Toda gestión de conservación de este edificio histórico deberá cumplir con las normas aplicables del Instituto de Cultura Puertorriqueña".


  Fuentes:
- Arquitectura y Afrancesamiento en Puerto Rico, Enrique Vivoni Farage, Silvia Álvarez Curbelo, editores, Río Piedras, Archivo de Arquitectura y
   Construcción de la Universidad de Puerto Rico, 1997).
- Arleen Pabón Charneco/La Arquitectura Patrimonial de Puerto Rico y sus Estilos/ Oficina Estatal de Conservación Histórica.
- Boletín Administrativo Núm. 0E-2010-012, Gobierno de Puerto Rico, La Fortaleza San Juan, Puerto Rico.