Domingo (Lulo) González Encarnación

Por Carlos González Encarnación

Domingo (Lulo) González Encarnación nació en Carolina, el 4 de agosto de 1929. Se crió en Puerta de Tierra, donde sus padres don Sebastián González y Doña Aurelia Encarnación se habían mudado en busca de mejores condiciones de vida en aquella época. Estudió sus grados primarios en el Colegio San Agustín de Puerta de Tierra. Realizó los intermedios y superiores en la escuela superior Román Baldorioty de Castro en el viejo San Juan, donde se graduó en el 1949. Aquí se destacó como saltador, salto a lo alto y triple salto. También corrió en los 800 y 1,500 metros representando a la Baldorioty en las competencias de escuelas superiores de la Isla.

En la cancha del sector del Parque Luis Muñoz Rivera conocido por "el canódromo", había siempre un grupo de muchachos, jugando cocinas. De entre ellos se destacaban Lulo y su hermano menor Goyito, pues jugaban con más entusiasmo y dedicación que los demás.

"En esas canchas y a fuerza de prácticas fue que aprendimos a jugar baloncesto" decía Lulo con toda franqueza. "De esa cancha salimos a jugar a la Empresa Cintrón en tercera y segunda categoría, hasta que Juan Elías nos llevó al San Juan. Tuvimos alguna orientación de parte de Domingo Martínez, apoderado del equipo". Lulo estuvo activo desde 1947 con el equipo los Santos de San Juan, donde desde el comienzo rindió una labor extraordinaria.

Luego de concluir sus grados académicos regulares, ingresó al Colegio de Artes Mecánicas de Mayagüez. En este centro de estudios se desarrolla como baloncelista y es fichado por la Universidad de Duke, E.U.A. Forma parte del equipo de primer año de esta prestigiosa universidad. No continúa su participación, porque es reclutado por las Fuerzas Armadas del Gobierno Americano.

Durante sus años de servicio en las Fuerzas Armadas fue miembro del quinteto del campamento Tortuguero. En el 1950 logra pertenecer al glorioso Equipo Nacional de Baloncesto por primera vez. Lulo González representó a Puerto Rico en los años 1950 (Guatemala), 1952 (España) y en el 1954 (México).

Era el hombre grande de los equipos de Juan Elías y en el 1950 llevó a San Juan a disputarse el cetro a los invencibles Atléticos de San Germán en una serie final que ganaron los de Las Lomas. Sobrepasaba los seis pies de estatura y eso, en su época, lo hacía un centro natural. La zurda de Lulo era proverbialmente mortal y en esa temporada de 1950 encestó 418 puntos, diez menos que Tinajón que siempre lideraba en los puntos anotados. Promedió ese año sobre 23 puntos por juego.

En 1952 González, mejor conocido durante su época de jugador como 'La Araña', rompió la marca de anotación individual en un partido que para entonces era de 46 puntos, establecida por Raúl "Tinajón" Feliciano. Lulo encestó en un partido 47 puntos, marca que estuvo en pie hasta 1955 cuando Dickie Cruz de los Cardenales de Río Piedras encestó 56 puntos en Arecibo.


Lulo González, Rafael Valle y Norberto Cruz

No fue hasta el año 1958 que Lulo González pudo disfrutar de un campeonato en nuestro Baloncesto Superior. Juega y comparte con lo más granado del firmamento baloncelístico de la época; Raúl Feliciano, Teique Linares, Fufi Santori, Dicky Cruz, Eduardito Álvarez, Pachín Vicéns, Pototo Ramírez, Rafael Valle, Norberto Cruz, entre otros. Con estos dos últimos forman una trilogía llamada, Los Tres Diamantes que ayudan al equipo Santos de San Juan a lograr un campeonato. Tres de sus hermanos, Goyito, Cha y Wichie, también formaron parte de la plantilla de San Juan. Domingo (Lulo) González pasó a la primera posición, con 100 puntos, en la lucha por los honores de anotación individual en el torneo de Baloncesto Superior, después del partido ganado por San Juan a  Arecibo.

Tanto por sus habilidades atléticas, como por su comportamiento ciudadano es exaltado al salón de La Fama del Deporte Puertorriqueño y al salón de La Fama de su cuidad natal Carolina, Tierra de Gigantes. Durante su extraordinaria carrera baloncelística nunca fue castigado por un árbitro con una falta técnica. Lulo fue mucho más que un gran baloncelista; fue un caballero y un ciudadano ejemplar. Querido y respetado por todos. Retorna al pueblo que lo vio nacer. Se establece y cría a sus hijos, hasta que fallece el 18 de noviembre de 1995.