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4 de junio de 1897  P.2

EL DERRIBO DE LAS MURALLAS

La gran fiesta de los artesanos y braceros, ayer


A las seis de la mañana se reunieron en la plaza Alfonso XII las brigadas de artesanos y braceros, en número de nueve, que habrían de dirigirse luego a la plazuela de Colón, para dedicar el día al derribo de las murallas. Contábanse 786 hombres en representación de los gremios de sastres, zapateros, carpinteros, tipógrafos, albañiles, barberos, herreros, pintores, braceros, peones del muelle y de la fábrica del gas, etc. etc.. Todos vestían de blusa con sombreros de alas anchas y llevaban en el pecho un lazo con los colores de sus respectivas brigadas. El cuerpo de bomberos de Santurce, nutrido por algunos de sus compañeros de esta capital, también figuraba entre los trabajadores. 

LA PLAZUELA DE COLÓN

Estaba perfectamente adornada con banderas y estandartes nacionales, levantándose varías tienda» de campaña y un elegante templete costeado por el presidente de las brigadas señor don Julián Pagani.

Todo aquel recinto estaba completamente atestado de personas desde las primeras horas de la mañana.

EL DESFILE

A las seis y media de la mañana y después de haberse provisto en el patio del Ayuntamiento de las herramientas necesarias, partieron los obreros en buena formación, para el lugar del trabajo,con sus respectivosi estandartes y capataces al frente de las brigadas.

Durante el trayecto victoreábase al Rey, á la Reina, á Puerto-Rico, al General Marín, al General Ortoga y al General Contreras, héroe de Treviño, de quien se tienen buenos recuerdos en este país. Olvidábamos decir que cada obrero llevaba en el ala del sombrero, vuelta bacía arriba, la cuchara con que habría de comer el rancho y colgado a la cintura un plato.

EN LA PLAZUELA DE COLÓN

A Iassiete empezó el trabajo en medio de un entusiasmo indescriptible. Las brigadasde dos en dos se encaminaban á las murallas, dedicándose con ardor y á pesar de la lluvia incesante que caía, unos á picar tierra, otros á cargarla en carretillas hacia los fosos, etc., etc.. Los efectos de la humedad se combatieron con 10 barrilitos» de excelente manzanilla, pastelillos y tabacos regalados por los padrinos de la fiesta señores don Juan Oliva, el conde de Laviana, don Mariano Acosta, don Manuel Egozcue, don José Ortiz López de Zárate, don Angel Rivero, don Manuel Rossi, don Arturo Guerra, don Manuel Cañals, doctor Goenaga, don José de Jesús Pesquera, don Ricardo Alonso, don Pedro Bolívar, don Manuel Fernánfez Juncos y el doctor don José C. Barbosa.

EN EL TEMPLETE

Durante todo el día obsequió don Julián Pagani, costeado de su bolsillo particular, a los padrinos de la fiesta y á todas las personas que por allí se acercaban, con brandy, tabacos, emparedados, cerveza, etc.

EL RANCHO

Fué de choice, suculentísimo y abundante, confeccionado en el Cuartel de Ballajá. Lo llevó un carro en nuevo grandes cacerolas que rindieron más de mil doscientas raciones, repartidas no solo entre los obreros, sino entre muchos espectadores y padrinos de la fiesta que lo comieron con gusto. Al rancho acompañaban mil cuartas de pan,y unas setecientas que regaló don Julián Pagani. El rancho fué costeado por los padrinos señores don Juan Oliva, don Manuel Egozcue, don Ángel Rivero, doctor Goenaga, don Arturo Pérez Guorra, don José de Jesús Pesquera y don José Laguna.

Terminado el rancho á las doce, hubo dos horas de descanso, amenizadas por la banda del Provisional número 3, y por cantos populares acompañados de guicharos, guitarras y bandurrias que los obreros manejaban al pelo, en las tiendas de campana y en la plaza. Allí vimos al venerable señor Pagani luciendo la blusa de obrero y el sombrero de paja, ostentando en el pecho la Cruz de Carlos III.

SE REANUDAN LOS TRABAJOS.

A la una de la tarde, sin embargo de que no cesaba de llover, comenzaron de nuevo y con verdadero entusiasmo los trabajos de demolición, entre los vítores de la multitud y el contento general. Daba gasto ver el orden y la confraternidad que reinaba en todas partes. 

ACCIDENTES DESGRACIADOS

Al principiar los trabajos fue victima de un vahído que pudo haberle costado la vida, Facundo Allende, cochero de la Diputación Provincial. Cayó en el borde de la muralla y hubiera rodado al foso, si no lo sujetan sus compañeros. Deapués siguió trabajando. Catalino Andrade, bombero, también sufrió un sincope y fué necesario llevarlo á su casa. A Ramón Aguayo fué herido en una mano, por un pico manejado por un compañero suyo. Evaristo Belfort sufrió la dislocación de un brazo al lanzar una palada de tierra.

Todos fueron cariños amante atendidos en la casa de la señora viuda de Orbeta donde ostaba establecida la Cruz Roja, por el doctor Goenaga y el practicante don Juan Giménez. La señora de Orbeta, no cesó de prestar sus buenos oficios á estas personas.

NUEVO TENTE EN PIE

A las dos y media de la tarde, enviaron los padrinos de la fiesta, diez libras de salchichón picado, dos cajas do galletas de soda, dos cajas de ron y tabacos, para cada brigada. También cuatrocientas cuartas de pan convertidas en excelentes emparedados de jamón con mantequilla.

La señora generala Marín y su señorita hija Pura enviaron á la brigada que llevaba sus nombres, una caja de cognac, una de Jerez, dos bandejas de pastelillos y dos ídem con dulces finos. Esta brigada obsequió con licores, pastelillos y dulces á la brigada de penados que trabajaba en otro sitio de las murallas. 

EL GENERAL ORTEGA.

El Segundo Cabo pasó gran parte de la mañana y de la tarde bajo el templete, alentando á los obreros y confraternizando democráticamente con todos los que se hallaban en la plazuela.
El infatigable Coronel Laguna también estuvo en la plaza, dirigiendo los trabajos, confundiéndose con el pueblo. Al llegar á la plaza fue levantado en brazos por los artesanos y paseado por todo el recinto. Lo mismo se hizo con el arquitecto municipal don Arturo Guerra, que no se movió de lo alto de la muralla durante todo el día.

EL GENERAL MARÍN

Bajo un recio aguacero llegó en coche á la plazuela a las 4 de la tarde. S. E. el general Marín, acompañado de su distinguida familia. El público y los obreros los recibieron con vitores atronadores que sin cesar repercutían por toda la plaza.
S. S. E. E. se guarecieron del agua que caía en el templete, donde fueron obsequiados con cerveza, dulces, etc.,por la familia Pagani. Allí ocurrió un detalle que se ha comentado mucho. El señor Pagani al ofrecer tabacos á los presenten, los ofreció también a la generala y á su hsimpática hija, quienes aceptaron sonriendo el obsequio, ofreciendo conservarlo como recuerdo de las fiestas.
El tipógrafo Ramón Romero Rosa, aprovechó Ia oportunidad para presentar al General Marín una solicitud que dice asi:

Excmo. Sr.
Ha tiempo que nuestra humilde clase artesana de la Capital de Puerto Rico, se encuentra huérfana de una Representación que nos haga valer en todos los actos públicos ó manifestaciones populares.
Hoy, que nos encontramos todos reunidos; que hemos venido á honrar el trabajo y dar una prueba de gratitud al Gobierno de la Metrópoli por su acertada disposición sobre el derribo de ese baluarte que nos impide de aire y de luz; hoy, que se nos presenta la ocasión más oportuna, venirnos á V. E. á suplicarle humildemente se digne nombrar Representante de nuestra clase artesana, al cumplido caballero, titulo de Castilla, al hombre digno y virtuoso y artesano de mucho prestigio y valor: don Julián Pagani y Lejez.
Y no dudando alcanzar tal gracia del generoso corazón de V. E., cuya vida guarde el cielo dilatados años, los artesanos de San Juan le rendimos nuestro más profundo respeto.
En Puerto Rico, á los tres días del mes de Junio de mil ochocientos noventa y siete.
Excmo, señor.
Por los artesanos, 
RAMÓN ROMERO ROSA.
Excmo. señor Gobernador General de esta Provincia.

La brigada denominada Matilde y Purita, regalaron a dichas damas dos elegantes bouquets de flores naturales, con sus láminas de plata, que contenían inscripciones alusivas al acto. Constaba en la inscripción, la dedicatoria que de dichas flores hacían los artesanos de Puerto Rico.
La brigada Contreras les regaló también un precioso cuadro, bordado en seda, obra del inteligente barbero don Ángel Prieto.

TRABAJO EXTRAORDINARIO

Mientras descansaban los obreros a medio día, más de cien niños del pueblo que ellos mismos se organizaron en brigadas, con banderas y estandartes, trabajaron sinI cesar en lo alto de la muralla. Y muchas personas también del pueblo, que no formaban parte de las brigadas, trabajaron igualmente. 

EL DESFILE

A las cinco de la tarde terminaron los trabajos, regresando los obreros en orden de formación por la calle de la Fortaleza hasta el Gobierno General y desde allí por la Caleta de San Francisco, basta la plaza de Alfonso XII donde se disolvieron las brigadas, que, repartidas luego por las calles, con sus banderas y estandartes, cantaban al son de las guitarras y bandurrias alegrando al vecindario.
La fiesta fue magnífica y el orden admirable.

DETALLES

Poco antes del desfile, los obreros, entusiasados, cargaron en hombros y los pasearon por la ciudad, llevando algunos hasta sus casas, á los señores doctor Goenaga, Conde de Laviana, don Manuel Rossy, Egozcue, Fernández Juncos, López, Zárate, Acosta (Don Mariano), Rivero (D. Ángel), nuestro Director y otros.
Don Julián Matienzo ofreció su coche al señor don Julián Pagani, que acompañado del maestro albañil, iniciador de la tiesta, don Victoriano Carmona, fueron en él hastauta sus casas.
Dicho señor Matienzo, asociado con el señor Intendente General de Hacienda, don Pedro Arzuaqa y don Juan Pizá regalaron a los obreros de la brigada que apadrinaban, excelentes tabacos y dos pesos en efectivo á cada hombre. Durante la maañana habían regalado dos garrafones de ron, pastelillos, emparedados y tabacos.

Los obreros realizaron en aquel momento un rasgo de generosidad digno de alabanza. El dinero que se les ofrecía, resolvieron dedicarlo á comprar una pierna de goma para el artesano, Juan Padilla, inútil para el trabajo. El señor Matienzo se opuso á ello declarando que él y sus compañeros citados se encargarían de hacer venir de los Estados Unidos la pierna de goma, confiando esta comisión al doctor Goenaga.
Repetimos que mañana daremos otros detalles de la fiesta por que hoy es materialmente imposible. Nos faltal tiempo para hacerlo.

Los obreros y artesanos de Puerto-Rico han demostrado una vez más que son dignos hijos de un pueblo culto y entusiasta.