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Noticias 1913



Miércoles 15 de julio de 1914

El incendio de hoy
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DIEZ Y SEIS CASAS QUEMADAS
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A las tres y media de la madrugaba de hoy, el vecindario de San Juan fue despertado por varios disparos de revólver y por los pitos de los bomberos tocados incesanternente.

El anunciado incendio ocurría en Puerta de Tierra, y hacia aquel barrio se dirigieron numerosas personas, y en primer término los bomberos domiciliados en San Juan con los utensilios de trabajos, la policía y una compañía del regimiento de Puerto Rico al mando del capitán Griffitt.

El fuego se dice que se inició en un establecimiento que había en la calle de San Agustín esquina á la de Pelayo, parada 5. Como reinaba una fuerte brisa, el fuego tomó rápidamente enormes proporciones, y como el material que para la extinción de incendios tiene el Parque de Bomberos es deficientísimo, se generalizó entre los que atónitos presenciaban la conflagración, el temor de que se quemase todo el caserío del barrio.

Afortunadamente la brisa fue siendo más suave, y como los bomberos, la policía y los soldados trabajaron admirablemente, con grave riesgo de sus vidas muchas veces, con sus nobles esfuerzos suplieron la deficiencia de los materiales que para esa labor tiene el Municipio, y lograron localizar el fuego. Aunque las pérdidas siempre han resultado considerabilísimas, no lo han sido tanto como se temía en un principio por los miles de personas que miraban el siniestro.

De los datos que hasta ahora tenemos, se desprende que las casas quemadas son diez y seis, habiendo algunas más destruidas en parte, y otras han sufrido notables desperfectos.

El Paseo Ponce de León presentaba un desolador aspecto; en él fueron amontonándose los muebles que se sacaron de las casas cercanas á las incendiadas, y en un buen trecho del paseo se hacía imposible andar: tal era la cantidad de utensilios de todas clases que allí había.

El guardia Julio Vázquez, que trabajó con gran valentía, fue sacado de entre las llamas, pues su entusiasmo por combatir el voraz elemento le llevó á un sitio peligrosísimo, un soldado cuyo nombre no hemos podido averiguar y el bombero Félix Solis estuvieron á punto de perecer asfixiados y fue preciso atenderlos urgentemente en la Sala de Socorros. En este benéfico establecimiento también fueron curados de varias quemaduras ocho bomberos más, y de una herida otro llamado Carlos López.

Como ya hemos dicho, todo el mundo trabajó admirablemente y justo es que elogiemos la buena dirección y la labor personal del coronel Shanton, del capitán Cabrera, del teniente Echevarría, del sargento Sulsona y del cabo Monteserín, de la policía insular; del capitán Gríffith y los tenientes Orbeta y López Antongiorgi, del Regimiento de Puerto Rico; así como también de los jefes de las brigadas de bomberos de San Juan, Puerta de Tierra y Santurce.

Las autoridades judiciales se constituyeron en el lugar del siniestro, y con la policía están haciendo las debidas investigaciones acerca de cómo se originó este gran incendio que, no obstante su magnitud, ha sido menos tremendo de lo que se creía cuando las inmensas llamas de fuego se elevaban á una gran altura y desde esta capital parecían como que iban á destruir completamente á todo Puerta de Tierra.

Mañana daremos una nota detallada.