, La estabilidad del barrio obrero

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Lunes 18 de octubre de 1920 p.1

LA ESTABILIDAD DEL BARRIO OBRERO
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Por fin, acosada por el dragado del puerto, la Administración se ha visto en la "necesidad de buscar sitio sano e inamovible para la instalación del pobre caserío que desde el anterior ensanche del muelle había tenido que traladarse con grandes sacrificios a los sitios malsanos e incómodos de Salsipuedes y Hoyo Frío, y como en el plan de este dragado actual se extiende la obra hasta el borde marítimo de esos lugares, fue necesario desalojarlos de nuevo, porque el fango extraído por la draga estaba inundando y hasta hundiendo a las pequeñas viviendas de los trabajadores.

En el aturdimiento de los primeros instantes de apuro, se pensó en trasladar las pobres barracas al Escambrón; pero de allí habría que arrancarlas de nuevo al construir definitivamente el Parque Muñoz Rivera. ¡Pobres hordas, condenadas como el caracol a vivir en constante traslado, con la habitación al hombro!

Ahora, el señor Esteves, Comisionado del Interior, buscó sitio para establecer definitivamente esas míseras viviendas en las inmediaciones del Campamento Militar. Hemos dicho definitivamente, porque así parece que se les ha dicho a los obreros; pero si vuelve a ponerse en uso militar el Campamento, puede que quieran despejarlo, como antes, de toda proximidad de paisanaje, y tengan de nuevo aquellos infelices, que movilizar su aduar, sabe Dios a dónde.
Suponemos que se habrán tenido presentes estas dificultades por el Hon. Comisionado, que tiene bien acre ditada su previsión.

Lo del barrio obrero era una necesidad improrrogable. En algunas ciudades importantes, se realiza esta obra por empresas particulares, con economía de tiempo y de caudal. No estamos seguros de que aquí se adopte ese sistema, o de si el Departamento realiza aquí las obras directamente y por sus propios recursos. Dos condiciones deben tener principalmente las casas de los obreros: higiénicas y baratas. Deben estar edificadas en sitio seco, de fácil desagüe y bien bañadas por el aire y el sol. Conviene que estén bien orientadas hacia el norte o el nordeste, que es de donde viene el aire más sano, y que sean capaces para el alojamiento de una familia regular; cerca de las grande vías de comunicación; no lejos de los sitios donde el obrero, debe emplearse, y provistas de agua potable en abundancia. Si es posible debe adaptarse su situación además a las condiciones que determina la ley del Hogar seguro vigente. También deben estar cerca de una escuela pública y de un cuarto de socorro, en defecto de un hospital.

Hemos visto ya que hubo dificultades para el transporte rápido de los obreros a su trabajo, y de esto debe cuidarse mucho la administración. Si la fábrica, el taller o los demás sitios del trabajo están relativamente lejos de la vivienda, será dificultuosa la asistencia del obrero a la labor.

Quizá puedan establecerse algunas barriadas de obreros próximos a los muelles de Cataño, si no fueran suficientes las tierras disponibles más acá de Martín Peña.

De todos modos importa mucho la situación apropiada de esas viviendas, y su condición precisa de inamobilidad.

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