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Testaferros en el Capitolio 

El nuevo Día
Jueves, 31 de octubre de 2019

Por Mayra Montero

La trama de testaferros en el Capitolio ameritaría que lleguen allí brigadas y brigadas de agentes federales, echen fuera a los legisladores —a todos— mientras registran las oficinas y cargan con las computadoras.

Hay que hacerle una precisión al presidente Donald Trump, y a varios funcionarios de su administración, respecto a que Puerto Rico es el lugar más corrupto del mundo. Sé, sabemos, de países mucho más corruptos. Pero el Capitolio, la Casa de las Leyes, el lugar de donde supuestamente emana el orden constitucional y la manera en que se dispondrá de los dineros públicos, sí debe ser el Capitolio más corrupto del planeta.

Y lo saben los que han echado mano a testaferros para enriquecerse, pero también los otros: los que se las dan de "incorruptibles" y "patriotas", que son los principales encargados de husmear y revelar la trama (están dentro: viven en el monstruo y conocen sus entrañas) pero han estado entreteniendo a la opinión pública con insulsas garatas, vociferando contra la Junta de Control Fiscal, y luego contra el vergonzoso chat (que en verdad era atroz, pero no más de lo que estamos descubriendo ahora).

En sus narices, y en las de todos los que han convocado a marchas en la Milla de Oro (sabiendo que el Capitolio ha devenido en una auténtica Milla de Diamantes) se ha afianzado el oprobioso sistema. Causa espanto que la reportera de este diario haya ido a la dirección que registró un supuesto ingeniero dominicano, Pantaleón Then —a quien el superintendente del Capitolio, con el aval de sus jefes, benefició con contratos de cientos de miles de dólares—, y se haya encontrado con una oficina vacía y polvorienta. En República Dominicana, nadie conoce al personaje ni existen trazas de su trayectoria profesional.

Con otro ciudadano dominicano, a quien también le dieron cientos de miles aprovechando la confusión post-Maria, ocurrió más o menos lo mismo. La diferencia es que éste contestó la llamada de la reportera, desde Santo Domingo por supuesto, y se identificó como Buanerges Terrero. Cuando la periodista dijo que llamaba por lo de los contratos del Capitolio, le colgó el teléfono.

Buanerges Terrero presuntamente dirigió la construcción de la "Plaza de los Creyentes", y apuesto cualquier cosa a que el rastro del dinero se perdió. Gastaron una minuciej de lo que les dieron, y el resto debe estar en paraísos fiscales a nombre de otros testaferros o de compañías fantasmas.

Toda esta parafernalia, igualmente, puede encubrir delitos federales graves.

En la entrevista a Stephen Muldrow, nuevo jefe de la Fiscalía estadounidense, él declaró que ha sostenido varias reuniones en Washington, gracias a las cuales logró reclutar personal adicional que trabajará únicamente con casos de lavado de dinero en la Isla.

Es una aberración de la peor calaña que, recién pasado el huracán, cuando todos estábamos alterados sin agua y sin luz, de í nada hayan surgido dos individuos que entre ambos recibieron más de un millón de dólares, y a la nada volvieron. Pantaleón Then debe ser una especie de alias. Y el otro, bueno, el otro no se dejará caer por Puerto Rico ni abrirá la boca.

Se huele, se respira, se palpa en el aire el nubarrón de un trepidante esquema.

¿Y nadie sabía nada? A los compañeros legisladores, a los probos, a los indignados, ¿no les dio con averiguar esto, ya que estando dentro lo tenían más fácil? Qué va, el asunto lo tuvo que rastrear y revelar la prensa.

No se apuren, que los federales estarán amarrando cabos. Cabos con testaferrismo y tentáculos hacia otras islas.
Que entren rápido y vacíen.