Exhibición Arquitectónica en la
Biblioteca del Tribunal Supremo.

 

Icono histórico de la Justicia isleña
Jueves, 2 de marzo de 2006
Especial El Nuevo Día
Por Ana Teresa Toro Ortiz


Foto: Johnny Torres

CON LA convicción de que al igual que la escalera emblemática del edificio del Tribunal Supremo de Puerto Rico, que se mantiene sólida e imperecedera, la justicia del país no se desplomará, se presentó ayer oficialmente la exhibición arquitectónica que celebra los cincuenta años de esta estructura.

Bajo el nombre de La Arquitectura de la Justicia, la muestra recoge no sólo la historia del edificio en el cual se han decidido muchas de las controversias más grandes del país, sino parte de la obra de los arquitectos que tuvieron a su cargo su diseño, Osvaldo Toro y Miguel Ferrer. La exhibición estará abierta al público a partir de hoy en la Biblioteca del tribunal, cuyo horario es de lunes a viernes de 8:30 a.m. a 5:00 p.m. 

Con las sillas originales del edificio, diseñadas en el 1952, y hoy día en perfecto estado, se llevó a cabo la actividad en la cual ofrecieron mensajes el presidente de la Fundación Histórica del Tribunal Supremo de Puerto Rico, el licenciado José M. Rodríguez Garrido, el juez presidente del Tribunal, Federico Hernández Denton, Miguel Ferrer, de UBS Financial Services Incorporated de Puerto Rico, y el Dr. Enrique Vivoni Farage, curador de la muestra. 

Además, se adelantó que antes de que finalice el 2006, se espera que ya esté lista una publicación sobre la historia del tribunal a cargo del licenciado Luis Rafael Rivera Rivera, así como una serigrafía conmemorativa de Antonio Martorell. 

Destaca el arquitecto Vivoni -quien resaltó la aportación de sus estudiantes- el hecho de que muchas veces los puertorriqueños viajan y admiran la arquitectura en diversidad de países y se olvidan de la riqueza arquitectónica que puede haber en lugares tan cotidianos para los togados del país, como el tribunal. Sin embargo, el ciudadano común muchas veces ignora que junto a ese parque, donde se hace una gran pausa en el ajetreo de la vida citadina, también se encuentra el más alto foro de la justicia local. Además, apuntó a la necesidad de apreciar el valor arquitectónico del edificio basado en su contexto histórico. 

Por su parte, Miguel Ferrer se mostró más que satisfecho con la muestra no sólo como representante de la empresa privada, sino en el sentido de que para él representa un homenaje a la obra de su padre, el arquitecto Miguel Ferrer, quien además del nombre compartió con él su entusiasmo por las artes. 

Por otro lado, Hernández Denton recordó la importancia de la ubicación estratégica del tribunal y no sólo porque como se conoce, en la isleta de San Juan están las sedes de los tres poderes de nuestro gobierno: Legislativo, Ejecutivo y Judicial, sino porque al estar el tribunal en el parque “permite ese espacio de meditación sosegada tan necesario para este ambiente”. 

Finalizada la presentación se ofreció un recorrido por la muestra donde, además de las imágenes y las maquetas, se puede apreciar una interesante muestra de memorabilia de la época, donde sorprende ver hasta una carta de vinos de 1961 en la cual los precios fluctuaban entre los $3 y los $4. De esta forma todos se hicieron eco de la frase de Roberto Sánchez Vilella que estaba plasmada en la pared y que lee: “Creo que según pase el tiempo los méritos de este edificio irán siendo generalmente desconocidos en Puerto Rico, aun por aquellas personas que al principio lo criticaron”.

Exhibición abierta al público durante el mes de marzo, de lunes a viernes. 8:30 AM a 5:00 PM.
Los miércoles a las 4:00 PM tour guiado, por cita previa. Tel: 787 289 0178
Nota del Webmaster.

 

 

Arquitectura de la Justicia
Martes, 28 de febrero de 2006
El Nuevo Día
Por Larissa Vázquez Zapata

Sus rasgos son arquetípicos: la estructura expuesta que marca las rítmicas articulaciones de la fachada, la imponente escalera en voladizo, los enchapes de mármol en las paredes laterales, en contraste con su blanco cuerpo de hormigón.

El edificio del Tribunal Supremo a la entrada de la Isleta de San Juan cumple cinco décadas y para celebrarlo, a partir de este jueves abre al público una exhibición que detalla las particularidades de dicha estructura, así como una retrospectiva selecta de la obra de los arquitectos Osvaldo Toro y Miguel Ferrer. En particular, con lo que se relaciona al desarrollo del área de Puerta de Tierra y su aporte a la formación de una nueva arquitectura para Puerto Rico.

La exposición titulada Arquitectura de la Justicia -que es itinerante y viajará por las distintas sedes regionales de la Administración de Tribunales, escuelas y otros espacios públicos- la presenta la Fundación Histórica del Tribunal Supremo, que dirige el licenciado José M. Rodríguez Garrido, con el auspicio de UBS Financial Services, Inc. y la coordina el Archivo de Arquitectura y Construcción de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Puerto Rico (AACUPR), bajo la dirección de Enrique Vivoni Farage. 

“En el primer piso vamos a exhibir una propuesta para la ampliación del edificio, de la firma Sierra, Cardona, Ferrer”, adelanta Vivoni. Mientras que “en el segundo piso se expondrá una retrospectiva de algunos aspectos de la obra de Toro y Ferrer”. 

Por ejemplo, de sus proyectos tempranos, Vivoni, curador de la muestra, destaca el periodo del Caribe Hilton, “un edificio de expresión arquitectónica modernista, que tuvo un gran impacto sobre la industria hotelera, los puertorriqueños y especialmente dentro del gremio de los arquitectos”.

De hecho, “para la firma de Toro, Ferrer y Torregrosa, este hotel fue la iniciación de su rol en la arquitectura de Puerto Rico como propulsores y protagonistas en la creación de una nueva gramática tropical y puertorriqueña, aquí se aplicaron conceptos de la vanguardia arquitectónica del momento y de ese modo se le confirió al Caribe Hilton una presencia progresista”, dice Vivoni. Además, “para Puerto Rico, el Caribe Hilton inició un rol diferente para la obra pública”, ésta la define como “una obra de proporciones monumentales y de gran sofisticación arquitectónica”.

El curador también presenta arquitectura contemporánea al Caribe Hilton y la visión de la firma, “es decir, su imaginario de lo que debía ser Puerto Rico”. Otros aspectos que desarrolla la exposición de fotos históricas, maquetas y planos (90% del material que se exhibe es propiedad de AACUPUR), presentados en paneles pequeños, son el Plan Maestro para El Escambrón de 1957, el Plan Maestro para el Condado de 1972 e Intervenciones en el Nuevo Centro de San Juan. “Plantear la unión de San Juan con Santurce no es algo nuevo. Toro y Ferrer también lo consideraron. También proponían mejorar el Alto del Cabro”, manifiesta Vivoni.

Mientras que algunos de los proyectos residenciales que hicieron Toro y Ferrer -que también son los arquitectos de los hermosos anexos cubiertos de quiebrasoles del Capitolio, donde están las oficinas de los Legisladores y que cada cierto tiempo a alguno de éstos se le ocurre la idea de querer demolerlos, sin reconocer su valía- también se exhibirán, bajo el tema: Vivir la Isla.

“Si fue pura coincidencia que seleccionaran ese lugar para la ubicación del Tribunal Supremo, es una coincidencia feliz”, asegura Vivoni, quien también adelanta que la publicación de un catálogo acompañará la exposición -diseñado por Mara Robledo- así como un folleto informativo que se obsequiará a los visitantes. 

“Fíjate que los tres poderes institucionales están en San Juan: en la punta, el Ejecutivo (La Fortaleza), en el medio el Legislativo (Capitolio) y en el otro extremo, el Judicial (el Tribunal Supremo). San Juan es el eje de balance de poderes”, elabora el arquitecto.

El edificio del Tribunal se distingue también porque usa el Parque Luis Muñoz Rivera como el molde. “Fíjate en el estanque que te lleva al Parque -sobre el cual el edificio parece flotar- la entrada está en eje. Toro y Ferrer lo hicieron de esa forma para que el frente lo dominara el parque y la parte posterior, la entrada a la Isleta a San Juan”, dice Vivoni. “Inclusive el edificio hace cierto gesto hacia el Capitolio. La razón es que de 1932 a 1956, el Tribunal estaba en el Capitolio, en lo que es ahora el Salón Leopoldo Figueroa. Además, tiene columnas expuestas y una cúpula llana, eso también es un acto formal de referencia al Capitolio”.

La Sala del Tribunal se ubica en el tercer nivel debajo de la cúpula y se diseñó en forma circular para proveer un encerramiento apropiado para el estrado de los jueces en forma de arco. 

“Y como la topografía ascendía a la vez que te alejabas del edificio, optaron por una estructura de tres pisos, cuyo techo no se ve desde el Parque Luis Muñoz Rivera”, añade el investigador.

La obra de Toro y Ferrer sigue siendo laureada, estudiada y admirada por muchos, ya que “produjeron una arquitectura con sensibilidad hacia la poética del clima tropical, la idea de la vida integrada con la Naturaleza a través de patios y jardines, grandes aperturas que facilitaban la fluidez del espacio y el uso táctil de los materiales”, finaliza Vivoni. “Por un momento en nuestra historia la arquitectura nos hizo sentir que habíamos logrado una identidad que respondía a las condiciones particulares de Puerto Rico”.