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Vivas las Fiestas de Cruz

 

 


22 de mayo del 2015

El Vocero

 
Las Fiestas de Cruz que en otrora se componían de 19 cantos que incluían las letanías marianas en latín, las que todo el pueblo participaba cantando, han ido adquiriendo carácter propio según las ha descrito el antropólogo Ricardo Alegría y como las ha recogido Manuel Fernández Juncos en su libro ‘Costumbres y tradiciones de Puerto Rico’ (1883). Ambos coinciden en que se trata de una fusión del rosario cantado y la veneración del 3 de mayo a la Santa Cruz.

Tanto historiadores como los guardianes de la tradición oral en la Isla, apuntan su origen al 2 de mayo de 1787, cuando un fuerte temblor de tierra sacudió el país. También se dice que nacieron en la Calle Santa Cruz en el Viejo San Juan, donde se practicaban en los techos de las casas, aunque hay ciudades como Ponce, que tienen su propia forma, así como los sectores de Cangrejos, Puerta de Tierra, la Plaza de Armas y La Perla, en la capital.

Fernández Juncos, quien escribiera la letra de ‘La Borinqueña’, insiste en que se convirtieron en fiestas paganas al mezclarse lo popular y la bebida con la fiesta religiosa. Mientras que el médico Cayetano Coll y Toste las declaró como muestra de puertorriqueñidad al haber adquirido esa propiedad. La verdad es que las fiestas siguen siendo religiosas, comenzando con un rosario cantado y después celebradas con bailes y bebidas ante un altar con nueve escalones, donde la cruz sube uno cada noche.

El público cantando las antiguas co-plas en ritmos de vals, el aguinaldo, el seis chorreao, la guaracha, bomba y rumba, como se le añadió en La Perla. Se acompañan con un cuatro, el tres, el güiro, las maracas, las congas y la guitarra ahora eléctrica y se cantan a dúo. La particularidad de las Fiestas de la calle San Agustín es que se fusionan los cánticos de la tradición y se termina con orquestas.

“Las empecé a hacer en el 2011 porque yo crecí con esa tradición que en los 70 se celebraba en el canódromo, por el Parque Muñoz Rivera”, explicó Brenda Vélez, presidenta del Comité Organizador.

“Regularmente se hace un altar con el santo de la predilección del padrino o la madrina que lo hace por una promesa o devoción a un santo. Mis misas duran tres días y tengo la meta que duren nueve. La gente se sienta de frente al altar decorado por José de León, a cantarle a la cruz; y al final se reparte todo lo que está en el altar. La parte religiosa comienza a las 8:00 pm y la popular a las diez”, añadió Vélez.