Pocas vitrinas abiertas en el Viejo San Juan

Algunos comerciantes optan por iniciar operaciones para enviar un mensaje de recuperación.

Carlos Antonio Otero, EL VOCERO 17 de octubre de 2017

Herminio Morales, gerente de la ferretería True Value en la calle Fortaleza, fue de los primeros en abrir a los pocos días del paso del huracán María el pasado 20 de septiembre..

El Viejo San Juan, la postal emblemática del turismo en Puerto Rico, se acerca a cumplir un mes en sombras y sin la actividad vibrante de miles de visitantes que en tiempos normales transitaban sus calles adoquinadas, mientras el devenir comercial intenta asomarse lentamente a ofrecer sus productos y servicios, en la aspiración de recobrar la cotidianidad interrumpida por los huracanes Irma y María.

Las fallas iniciales y el colapso en la transmisión de energía en toda la Isla no han permitido que un centenar de comerciantes y dueños de restaurantes abran puertas, salvo contadas excepciones, que independientemente de si no generan ventas en sus primeros días de reapertura, prefieren enviar el mensaje de que se comienzan a levantar.

Herminio Morales, gerente de la ferretería True Value en la calle Fortaleza, fue de los primeros en abrir a los pocos días del paso del huracán María el pasado 20 de septiembre. Lo ha hecho en un horario de 10:00 a.m. a 3:00 p.m. y la clientela ha agotado los imprescindibles por estos días, que incluyen estufas de gas, gas, baterías y linternas, principalmente.


Morales indicó que los artículos olvidados, como las antiguas tablas de lavar, han resurgido y han tenido que hacer órdenes a sus suplidores de estos productos que hace mucho no se incluían en los pedidos. En su caso, sirve casi en exclusiva a los residentes y no tienen una dependencia del turismo, pero la falta de estos impide otras actividades que de manera indirecta le generan ventas.

Contó Morales que el Viejo San Juan es particular, por su arquitectura y su condición de lugar histórico, lo cual imposibilita la colocación de generadores eléctricos en la mayoría de los establecimientos y eso ha hecho que sean pocos los que puedan abrir puertas.

De los escasos comercios con generadores se cuenta el restaurante Pan y Agua, localizado frente a la Plaza de Armas, cuyo propietario Kumar precisó de un permiso del ayuntamiento para poder ubicarlo justo en medio de la plaza. “Apenas tuvimos la tormenta Irma, nos llegó María y desde antes muchos comercios no pudieron abrir. Va a haber muchos negocios que a lo mejor no van a poder aguantarlo (el golpe económico de permanecer cerrados)”, señaló Kumar, quien además cuenta con otros dos establecimientos en la ciudad, pero esos otros han continuado cerrados.


En Pan y Agua la mayor parte de los comensales son locales, empleados de la Casa Alcaldía y del Departamento de Estado, y en menor cantidad los turistas. Los otros dos negocios de Kumar, como están dirigidos al turismo, se han quedado sin clientes por estos días, debido a la falta de cruceros en el puerto de San Juan y a la ausencia en la llegada de turistas en general a la Isla.

“Ojalá y Dios quiera que la velocidad del gobierno si ahora mismo está en 3, que se ponga en 8 y 9. Esto mismo, de tener los negocios cerrados, desanima a los ciudadanos”, expresó Kumar, y dijo que les comunicó a todos sus empleados que su apuesta es a mantener los negocios y no irse de la Isla. “Cuando en las buenas el comercio te lo ha dado todo, en las malas entonces tenemos que dar el hombro”.

En la Librería Laberinto, en la calle Cruz, su propietario Javier Ortiz, dijo que su manera de contribuir a levantar la ciudad es con la apertura del negocio “aunque no venda ni un solo libro”.


“Las primeras dos semanas esto era un pueblo fantasma. No hay luz y en algunos momentos hay agua. Hace una semana que abrí porque uno hace el esfuerzo aunque no haya venta, que la gente vea que vamos recuperando”, expresó Ortiz.

En la Librería Laberinto dependen del consumidor local, pero Ortiz reconoce que la gente está en otros asuntos para atender sus necesidades apremiantes, aunque siente el compromiso de tener las puertas abiertas. Mientras era entrevistado por EL VOCERO, una asidua clienta llegó para pedir un libro que aún no lo reciben, y esta comentó que aunque hay necesidad de muchas cosas, es importante que los comercios de todo tipo empiecen a abrir.

Para Paola Romo, dueña del restaurante St. Germain Bistro & Café en la calle Sol, es un momento complicado donde los ciudadanos y el sector privado tienen que unirse para levantar a la Isla y la actividad económica. En St. Germain, que suelen recibir a muchos turistas en sus dos conceptos de negocio (operan The Mezzanine at St. Germaine), han revisado sus ofrecimientos para suplir lo que busca el cliente local en este momento.


Romo explicó que han comenzado a utilizar de manera limitada un generador de energía para poder ofrecer almuerzos y café, de 11:30 a.m. a 3:30 p.m. y ver que alimentos dentro de sus propuestas saludables son más viables para los clientes.

El VOCERO visitó un negocio de recordatorios en la calle Cristo, el cual espera por visitantes, y una lavandería que recibía órdenes para poder lavar en otro lugar y luego hacer la entrega a los clientes.