Noticias - Artículos

Inicio - Home

 

La jovencita Lucía Nieves muestra el pequeño árbol tintillo que adquirió ayer en el parque Luis Muñoz Rivera. (Para Primera Hora / Cristina Martínez Mattei)
Es hora de conservar


lunes, 18 de abril de 2011
 
Por
Sara M. Justicia Doll / Primera Hora

Lucía Nieves, de 12 años, salió ayer del parque Luis Muñoz Rivera con un pequeño árbol tintillo. Al igual que ella, fueron muchos los puertorriqueños que se dieron cita en el parque para participar de la Feria de Conservación y Forestación que organiza anualmente el Fideicomiso de Conservación.

“Por el momento mi árbol es chiquitito, pero lo voy a sembrar en el patio de la casa. Hay mucho problema con la deforestación porque están construyendo mucho. Hay que sembrar para garantizar el oxígeno”, dijo la niña. El tintillo fue una de las muchas especies que el Fideicomiso repartió ayer al público. Dicho árbol es pequeño, espinoso, de corteza gris. También se le conoce como árbol de Navidad.

A otros participantes se les vio cargando la uva playera, la malagueta, el mangle botón y otras especies. La repartición de árboles es uno de los mayores atractivos de la feria. Incluso Jerry Arroyo y su hijo Anthony Javier, de diez años, cargaron con varios.


“Es la primera vez que venimos a la actividad. Nos atrajo aprender de los sistemas ecológicos y la energía renovable. Ya estamos cargando con cuatro arbolitos”, dijo Arroyo, quien promueve en su hogar el reciclaje de aluminio. Después de almacenar latas, llevan el material a un centro de acopio en Caguas.

“Lo que estamos promoviendo este año es la educación sobre la importancia de la conexión entre la montaña y la costa. Los ecosistemas dependen de la conexión entre ambos ambientes. Puerto Rico posee una gran diversidad ecológica, pero su futuro depende en gran medida de que los ecosistemas que funcionan dentro de nuestra geografía puedan interactuar y conectarse entre sí con la menor fragmentación posible”, indicó el director ejecutivo del Fideicomiso, Fernando Lloveras.

Los participantes de la feria pudieron asistir a talleres de siembra y composta, así como comprar productos en el mercado orgánico. En los talleres de siembra las personas aprendieron cuáles son las especies que brindan más sombra, cuáles aquellas cuyas raíces no rompen las aceras, entre otros asuntos.

Valiosos lugares en la costa

De los asuntos que deben atenderse con premura están los efectos tan nefastos que tiene la eliminación de hábitat.

De eso comentó el coordinador de manejo de la zona suroeste, José Silva. Él está encargado de las Cuevas del Convento, propiedad del Fideicomiso en Guayanilla.

“Se trata de un bosque seco subtropical único. En las cuevas hay poblaciones importantes de murciélagos que se han visto amenazados por la destrucción de su hábitat”, dijo Silva.

Agregó que hay que eliminar de la cultura popular los mitos que rodean a los murciélagos y entender que son importantes dispersadores de semillas, insectívoros, es decir, que controlan las poblaciones de insectos, así como polinizadores.

También en la costa del sur ubican las salinas Fortuna, propiedad del Fideicomiso. Según explicó Silva, aunque las salinas no se utilizan comercialmente, el lugar es de incalculable valor para la observación de aves.

“Allí tú puedes ver los playeritos y también aves migratorias y patos, entre noviembre y febrero. Es un lugar muy importante porque conecta con la bahía bioluminiscente de Lajas”, informó.

ricos frutos y alimentos
El mercado orgánico de la feria fue uno de los mayores atractivos durante el día de ayer. Se pudieron degustar frutas que no abundan en muchos lugares de la Isla. También las personas pudieron refrescarse con jugos de tamarindo y parcha, por ejemplo.

Para fomentar la agricultura sabia y promover la conservación de las tierras fértiles, el intérprete de la Hacienda Buena Vista, en Ponce, Edwin Figueroa, habló a los participantes sobre la importancia de no utilizar químicos ni fertilizantes.

“Lo mejor que podemos hacer para sostener nuestra agricultura es utilizar abonos orgánicos”, dijo.

Precisamente, Luis Rodríguez, vecino de Carolina, acudió ayer a la feria para continuar educándose sobre esta materia.

Ya su esposa tiene un pequeño huerto en su residencia y está cultivando recao.

“Verdaderamente, a mí me preocupa muchísimo la contaminación. Con el cemento, siguen eliminando las tierras de agricultura y eso es un problema serio”, dijo Rodríguez.

Por primera vez, la feria incluyó la oferta de diez agricultores y agroempresarios que vendieron frutas, vegetales, conservas, panes y otros productos.