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Héctor Javier Miranda. >Suministrada.

Un camino de obstáculos y superación


Una llamada le cambió la vida a un hombre sumido en las sombras de la drogadicción


El Vocero

LUNES, 15 de abril de 2019
 

Por
Roy Y. Román >Estudiante de Comunicaciones, UAGM Recinto de Gurabo 



Primero de una serie de reportajes producidos por estudiantes de Comunicaciones de la Universidad Ana G. Méndez, recinto de Gurabo.

“Mi deseo es darles a los adictos que aún sufren, todas las bendiciones que yo he recibido”, manifestó Héctor Javier Miranda, quien tras vivir 30 años sumido en la adicción a las drogas, pudo encontrar una salida que lo liberó y hoy se dedica a mostrar ese nuevo camino a otros.


Aunque provenía de una familia funcional y con valores, Miranda inició su recorrido hacia el mundo de los vicios desde muy temprano. Comenzó con el alcohol; ya a los 13 años bebía con suma frecuencia y, lo que él mismo llama su “romance con la droga”, escaló cuando ingresó a la universidad siendo un chico de 16 años.

Aun así, a los 23 ya se había graduado de Derecho en la Universidad de Puerto Rico y rápidamente inició sus funciones como abogado, en momentos en que consumía cocaína.

“Estuve casi 30 años de mi vida consumiendo cocaína a diario, hasta que di el salto al crack”, relató. Fue en ese momento que la droga lo venció, hasta llevarlo al borde de la muerte.


Para ese entonces pesaba 121 libras, tenía un quiste en el abdomen lleno de agua y su única fuente de alimento era la comida que un amigo le traía de vez en cuando. “Perdí todo lo material, perdí mi familia, mi título de abogado y mi salud seguía deteriorándose”, recordó Miranda, padre de tres hijos.

Llegó a la conclusión de que moriría siendo adicto, pero un 29 de septiembre de 2009, pocos meses después del fallecimiento de su madre y temiendo por su propia muerte, tomó una decisión. Con sus últimos diez centavos llamó a un amigo y le dijo que estaba listo. Así fue que llegó al centro de rehabilitación del Salvation Army en San Juan.

En esa institución le dieron todas las herramientas necesarias para sobrellevar el proceso de rehabilitación y más tarde le ofrecieron trabajo a tiempo parcial.


“Aún vivía en el centro de rehabilitación en Puerta de Tierra y luego de un año del proceso de rehabilitación tomé los cursos indicados por el tribunal, los aprobé y recuperé mi título de abogado”, mencionó el hoy coordinador de admisiones del Centro de Rehabilitación para Personas con Problemas de Alcoholismo y Adicción del Salvation Army.

“Me acerqué a los oficiales del centro para despedirme, pero ellos me detuvieron y me dijeron que entendían mi proceso, pero aún me necesitaban. Yo agradecido dije que sí, porque me encanta ayudar y ellos me devolvieron la vida”, afirmó.

Miranda instruye a las personas a que no utilicen drogas, pues como dice “su única finalidad es la cárcel, hospitales o muertes”. De igual manera les dice a quienes sufren de adicción que se den la oportunidad de recuperarse.


Hoy día Héctor Javier Miranda continúa ejerciendo su profesión de abogado y brinda ayuda a 32 hombres en el albergue La Esperanza y a 17 participantes en el Centro de Rehabilitación del Salvation Army. Vive día a día junto a su esposa, recorriendo un camino de fe y agradeciendo todas las oportunidades que recibe.

“Me siento muy contento de quien soy, pues nunca pensé que llegaría a tener la vida hermosa que tengo hoy día”, concluyó.