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Galardonado EL VOCERO


sábado, 3 de diciembre de 2011
 
Por Gerardo E. Alvarado León
EL Nuevo Día
 

Interior de una de las cinco cisternas que fue erigida hace más de 240 años en el Castillo San Cristóbal y que fue reabierta ayer. Dennis M. Rivera/El Nuevo Día.


Luego de estar más de un siglo fuera de servicio, cuatro de las cinco cisternas que la corona española erigió hace más de 240 años en el Castillo San Cristóbal fueron reabiertas ayer como parte de una iniciativa para suministrar agua no potable a la histórica fortificación.

Próximamente, el Servicio de Parques Nacionales hará lo mismo con las tres cisternas del Castillo San Felipe del Morro, que unirán su producción a la de otra cisterna construida por los estadounidenses en 1933.

El superintendente del Servicio de Parques Nacionales de San Juan, Walter Chávez, explicó que el agua que albergarán las cisternas se utilizará para los baños, limpieza, riego y otros servicios que no requieran agua potable.

No obstante, indicó que los planes futuros de la agencia federal son producir su propia agua potable. Para ello, señaló que solo les falta conseguir unos permisos, ya que los nuevos sistemas en las cisternas pueden producir agua apta para el consumo humano.

Antes de encender los nuevos motores, el historiador Eric López relató que las cisternas fueron construidas entre 1765 y 1780, cuando España decidió mejorar sus fortificaciones. En ese entonces, eran utilizadas tanto por los soldados como por la ciudadanía. Sus tres usos principales eran consumo, riego e higiene. Las cisternas cerraron en 1899 tras la invasión estadounidense.

La ingeniera Noelli Medina, por su parte, contó que las cisternas se llenaban con agua de lluvia, que era transportada por gravedad y drenajes. El agua se sacaba con cubos o por pozos, aunque también habían drenajes conectados a las cocinas y letrinas.

En esta ocasión, agregó Medina, las cisternas seguirán recogiendo agua de lluvia, específicamente desde las plazas y los niveles más altos de las fortificaciones. Una vez llegue a las cisternas mediante los drenajes, pasará por un sistema de tratamiento que incluye prefiltros para remover sedimentos y carbón activado para quitarle olor, color y material biológico. El agua también pasará por un sistema de desinfección con lámparas ultravioleta para remover organismos patógenos.

Luego, expuso, el líquido va a los tanques de presión de agua, que son eléctricos, y se distribuye a las áreas de los castillos que usan agua no potable.

“Las cisternas también tienen sensores para medir el nivel del agua y se instaló un sistema de monitoreo remoto”, dijo la ingeniera.

Edwin Colón, gerente del Castillo San Cristóbal, precisó que la restauración de las cisternas demoró 14 meses y costó $300,000 aproximadamente.

Detalló que las cisternas tienen una capacidad de 1.3 millones de galones de agua, que servirían para suplir las necesidades de los castillos durante seis a ocho meses en los que no lloviera.

Medina, entretanto, expresó que la utilización de las cisternas supone un ahorro anual estimado de $200,000 en la factura de agua de las fortificaciones. Adelantó que también se cuajarán iniciativas de ahorro energético.

Datos curiosos

A diferencia de hace 240 años, las cisternas de los castillos San Cristóbal y San Felipe del Morro ahora se utilizarán para tareas que requieran agua no potable, tales como:

Uso de baños

Limpieza

Riego

Durante los trabajos de restauración, los equipos de trabajo encontraron balas de cañones y botellas antiguas en los drenajes. Estos artículos pasarán al archivo de evidencia histórica del Servicio de Parques Nacionales de San Juan.

En las cisternas hay tres “cuadros devotivos” a San Juan Bautista, la Virgen María y la Crucifixión, que estaban deteriorándose por la falta de agua. La restauración ayudará a preservarlos porque están hechos con un material resistente al agua.